No he podido dormir mucho. Aquí estoy en mi habitación esperando la salida de nuestro autocar y meditando sobre este viaje. Intento unir estos días en mi cabeza, pero solo me viene a la mente que tengo que regresar a España. Siento como vértigo en el estomago. Se que va a ser muy doloroso.

He tomado la decisión de volver en enero o febrero un mes para conocer profundamente India y «el ambiente místico» que te atrapa, siempre con la protección y guía de Ganesh Lal Sharma. Creo que esta decisión ayudará a no volver a sentir que me falta algo cuando vuelva a España, y creo que es posible que haya encontrado lo que vine a aprender… Aún tengo que meditar sobre muchos asuntos.

Por supuesto, tengo ganas de ver a mis amigos, a mis compañeros de trabajo, de seguir mejorando mi negocio, de apoyar con mi cariño a gente que en este momento me necesita… Creo que vuelvo más fuerte y más serena, más segura de lo que quiero en mi vida, equilibrio y armonía, pero echaré tanto de menos este ritmo de conocer y aprender tanta información diaria, a mis compañeros, a las comidas tan dispares de productos y salsas, a los colores, música, sabores, olores a especias. Pero ya me pongo en marcha.

Aun no ha acabado mi viaje, aun Ganesh Lal Sharma tiene un día para seguir contestando todas mis preguntas… Estoy triste por mi partida, pero contenta pensando ya en un próximo regreso. Y ahora a disfrutar cada segundo de este día…, disfrutar el momento, el presente… No volveré a desperdiciar ni un segundo del presente pensando en el futuro… 

Ahí van varias fotos de distintos días en situaciones peculiares, como en templo que me obligaron a cubrir la cabeza, con mis amigos haciendo fotografía divertida, en el aseo del Taj Mahal —donde una chica me pidió una fotografía. Creo que no se quién de las dos admiraba más la ropa de la otra—, en una parada de descanso en el Fuerte Rojo…  

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India, aprendizaje de serenidad y equilibrio

Han sido miles de momentos, bullen en mi cabeza, creo que por eso no puedo dormir… No tengo sueño, solo tengo ganas de continuar este viaje, de seguir aprovechando al máximo esta oportunidad… A ver qué depara el día, en India, en esas carreteras nunca se sabe….

¡Taj Mahal! Majestuoso. Realmente he tenido la suerte de ver cómo el sol se reflejaba en el mármol, de apreciar las dimensiones y grandiosidad del edificio, una de las maravillas del mundo famosa por la historia de amor que encierra… Pero, ¿sabéis que la Tumba de Humayun, en Delhi, fue como la premonición del estilo que halló la exquisitez en Agra? ¿Y que también encierra una bella historia de amor? Una mujer la mandó construir por amor décadas antes que el Taj Mahal… ¿Y conocéis el Itma ud Daulah? Llamado «el pequeño TAJ»… También encierra sentimientos. Es una pequeña joya…

Hoy ha sido un día tan intenso que podría estar hablando de monumentos e Historia de India durante horas, pero ya os dije que lo que quiero mostraros de la India no está en sus monumentos, sino en su cultura, tradiciones, en el aprendizaje de serenidad y equilibrio. El tiempo aquí pasa muy rápido. Es como otra realidad.

Hago miles de preguntas diarias a mi guía hindú, Ganesh Lal Sharma, que con su infinita paciencia intenta contestar. Mis dudas e inquietudes no las podré resolver en este breve viaje. Ha surgido entre nosotros una amistad sincera: su educación, conocimiento, sentido del deber… hacen de él una persona que deja huella. Da sin esperar nada a cambio, siente mi interés e intuye que la India cambiará mi vida.

Con su calma me explica toda su cultura, me habla de su familia… En definitiva, a través de él «siento y descubro» la verdadera India.

Nos ha regalado estos días con una clase de yoga. Dos técnicas: la de la respiración Anolum vilom pranayam y una técnica de meditación con más de 5.000 años de antigüedad basada en la obra milenaria Vigyan Bhairav Tantra  o Libro de los Secretos… Podría seguir hablando de todo lo que me explica y enseña, tanta belleza y colorido en los sitios para turistas, tanta fealdad y cruel realidad en sus calles, tanta generosidad en sus miradas, su tolerancia, la aceptación que hacen de su realidad.

Repito dos cosas que me siguen llamando la atención: no piden dinero, intentan vender cualquier artículo de cualquier forma pero no mendigan… y, a pesar de la falta de higiene generalizada, sus ropas suelen estar limpias. Pueden llevar las manos sucias pero observo que cuidan sus vestidos, sobre todo las mujeres, con sus tejidos de colores.

Mañana volvemos a viajar a Delhi. Visitaremos algunos templos en nuestro ya querido autocar, almorzaremos por el camino y llegaremos por la tarde al primer hotel que estuvimos… Será otro día de carretera, pueblos y aldeas, otro día oyendo el claxon que nuestro conductor usa para abrirse paso entre camiones, camellos, vacas, personas… Otro día de impacto visual, no me suelo quitar las gafas de sol, así las lagrimas que a veces son irreprimibles quedan escondidas.

No siempre estoy triste. Hay momentos de risas como esta tarde en una tienda de té con mi amigo José Antonio Lizana, o como en el paseo en carro con compañeros de viaje que ya han pasado a ser amigos. Aquí la sensibilidad ante esta realidad que habitualmente no queremos ver nos une. Llegar a la madurez de querer hacer este viaje hace que incluso antes de conocernos tengamos inquietudes similares, y eso nos convierte rápidamente en confidentes de nuestra vida.

Recordare muchas conversaciones…, y todas sinceras… Aquí no importa quién gana más o menos dinero, quién es más guapo, feo, delgado o grueso… Nada de eso importa…, sólo importa quién te puede enseñar, sumar como persona, darte paz, serenidad y compañía…

Un abrazo,

Maica Rivera

Artículo publicado en Euro Mundo Global