Domingo en la India, interminables carreteras que nos han traído a Agra. Más de seis horas observando las costumbres de esta gente.
Es cierto que no hay colegios, pero por lo demás yo no he observado ningún cambio: tiendas y puestos de venta abiertos en las aldeas, camellos arrastrando carros para el trabajo del campo —trabajo que se realiza todos los días excepto los meses de abril, mayo y junio. El resto del año no descansan ningún día…— Hemos visto una procesión en una aldea en la cual algunas mujeres llevaban tapada la cara. Son aquellas que no han nacido en el pueblo o aldea, son las nueras venidas de fuera para su casamiento. Al no pertenecer al lugar, deben cubrirse. Influencia mozárabe, según me ha explicado mi guía indio, Ganesh Lal Sharma .
Hemos parado para visitar el pozo Hahaneri, sitio poco conocido por el turismo. Solo los guías de la zona lo conocen. Me he sentido más cerca que nunca de la India que quiero conocer …, aquella en la que conviven multitud de religiones y tradiciones, aquella donde la gente respeta las diferencias de creencias sin sentirse superiores, donde la tolerancia y generosidad son cualidades innatas.
Esta gente es rica en sabiduría. Impactan sus costumbres tan diferentes a las nuestras… He vuelto a hacer el trayecto en autocar «trastocada» por la belleza, la fealdad, la miseria, la bondad…, la falta de higiene, la devoción a sus tradiciones…, e indignada y preocupada por no entender parte de mi mundo. Os explico:
Entiendo que ha sido un viaje largo y que hay que distraer un poco nuestra mente de tanta desgracia. Yo a veces hablo de literatura, teatro o cine con algún compañero. Hoy se han «arrancado por chistes» en el micrófono del autocar. Quizás yo sea una «siesa», pero me han parecido chistes fuera de lugar, de mal gusto, una falta de respeto a lo que estamos viviendo. Me ha parecido surrealista estar viendo niños con hambre, gente enferma…, y estar oyendo carcajadas con chistes «verdes». Han intentado explicar el significado a nuestro guía indio Ganesh. El pobre estaba desconcertado y yo muerta de vergüenza ajena…, de tristeza porque este hombre pudiera relacionar España con estas situaciones.
No quiero ofender a nadie, pero me parecido una falta de respeto. Quizás soy demasiado «espartana», pero creo que hay cosas en la vida que, por educación y por sentimiento… No se pueden tener ese tipo de comportamientos en estos lugares donde se convive día a día con el sufrimiento… Y de verdad os digo que quizás no lleve razón, pero tengo que expresar mi malestar y vergüenza. No he cruzado miles de kilómetros para oír chistes vulgares, sino que he venido para oír preguntas como qué sistema educativo esta siguiendo este país o cuál es la dirección de gobierno tomada para que aquí se logre una buena calidad de vida.
Por otro lado, el regreso a España se esta acercando y no se si estaré preparada para decir adiós a este país. Siguen tantas preguntas en mi cabeza… Además, he creado con parte del grupo lazos de amistad y me dolerá la despedida. Tendré que pensar y buscar en mi interior la gente que en España me espera, me quiere y me necesita, para no olvidar que yo también los hecho de menos, porque de verdad os digo que el aire que se respira aquí hace «perder el norte», y cuando vivo situaciones como las de hoy con los chistes me hacen cuestionarme dónde esta mi lugar…
Debo de ser de Marte. Creo que nuestro lugar está donde este la gente que nos quiere, ya pueden ser familiares, pareja o amigos. Pero donde haya gente que nos quiera sin exigirnos nada puede ser un buen lugar para vivir.
Mañana será un día importante para mi visita, ya que veré el monumento construido por amor, el que todo el mundo quiere conocer. Me pregunto si me emocionará igual que lo esta haciendo la mirada de la gente del país. Será maravilloso, no lo dudo pero, ¿me transmitirá sentimiento?…
Como dice mi buen amigo José Antonio Lizana, «relájate, disfruta de las vivencias de hoy y deja que fluya el mañana, no pierdas ni un segundo del presente…» Gracias, José Antonio, por el cariño con el que me cuidas en este viaje. A veces no puedo dominar la necesidad de controlar hasta mis emociones. Aquí es imposible y lo paso un poco mal… Espero conseguir tu serenidad algún día…
Un abrazo,
Maica Rivera
Aplaudo tu sinceridad al enfrentarte a compañeros de tu mismo medio de trabajo, que con su interpretación de la vida dejan mucho que desear.
No soy de risa fácil y hasta contar un chiste me cuesta.
Respeto a quien vive con la gracieta en su boca a cada momento, siendo tal vez felices.
India, sin haberlo pisado, sé que es un pais de duro contraste, en donde ante una naturaleza envidiable, la condición humana es deplorable.
Los dos extremos como si bipolares fuesen allí se encuentran.
La desbordada riqueza en unas pocas castas y la enorme pobreza en el resto.
Una vez más la «religión» el hinduismo , una de las tres, es la que podría señalarse como culpable al crear 5 grupos sociales, castas, y sin extenderme en datallarlas, son causa de gran parte de lo que como occidental no entiendes al verlo.
Aquí y allá y eso es en el mundo entero, siempre la creencia en un «Dios» en una «religión» ha traído y traerá enfrentamientos, diferencias, ……….
El hombre que te inculcan de siempre ser el punto de arriba en esta pirámide de los seres vivos, cada vez y por mis años y observación con el entorno de la Naturaleza, me dice y de lo cual personalmente me avergüenzo, ser una especie deplorable en una gran parte.
Disculpa, me he ido del tema, me debería haber limitado a comentar tu punto señalando lo que viste allí en la India.
Maica, no cambies, tal vez conseguirás muy poco, tal vez se te cierren puertas a cada paso; pero con la verdad acabarás tarde o temprano callando bocas .
Una vez más un verdadero placer leer a alguien que no sabe callar de todo aquello que vive en cada lugar que pisa como si de allí fuera «ciudadano».
saludos
Ángel:
…no cambiaré, no puedo hacerlo, no es una elección ser como soy… es una necesidad. Moriría en vida si intentara ser otra persona. Un gran abrazo y gracias por compartir tus pensamientos y sentimientos.
Maica Rivera