Favelas: Perspectiva de la distancia

Favelas: Perspectiva de la distancia

18 de septiembre del 2016

“Aventuras” en las que a veces no sé muy bien dónde voy, ni qué encontraré. Motivada tan solo por un pensamiento basado en que “esperar haciendo la misma cosa que te hace infeliz no resuelve nada”. Eso, sumado a la necesidad de salir de la zona de confort de la que todos hablan pero pocos salen, me lleva a vivir de manera “poco convencional”, a no seguir a una multitud por inercia.

Escucho mis instintos, que “gritan” aquello que es parte de mí. “Gritos” que luego transcribo en estas crónicas, ya transformados en susurros apaciguados. Calmada esa sed insaciable de vida de la única manera que puedo, perdiendo el miedo al miedo, viviendo.

fabelaLos ocho días pasados en Río de Janeiro con mi destino ‘Río de ilusión’, me han demostrado que la capacidad de superación del ser humano es infinita, como habréis visto en mis reportajes.

Los sentimientos día a día viajaban en montaña rusa junto a los de los participantes de los paralímpicos, el cuerpo viajaba horas y horas en coche debido al intenso tráfico en la capital y mientras observaba sus amplias carreteras y avenidas, sus kilómetros interminables de costa, una playa tras otra, el centro de la ciudad en el que conviven pobreza y edificios de gran valor arquitectónico como el Teatro Municipal de Río de Janeiro que con estilo ecléctico, igual que el mío, desafía las leyes del mundo diciendo: “Esto es Río de Janeiro, ciudad inmensa en la que no hay nada preestablecido, en la que conviven culturas, tendencias, riqueza, pobreza… y en la que una característica la diferencia del resto del mundo, los pobres miran desde arriba a los ricos en las favelas”.

Las favelas tal y como conté en la crónica de mi primera visita, inundan las colinas que abrazan a Río, son parte de su historia, de su patrimonio cultural, desde la altura reclamaron su identidad, inamovibles, independientes y misteriosas. Pobreza que desde la montaña contempla a la riqueza, sin desear ni por un momento alcanzarla, orgullosa de sí misma… Esa es la palabra que describe todas las miradas con las que me cruce en mis paseos nocturnos por las Favelas: orgullo.

Mi “destino” en este viaje no era Río de Janeiro. Río me “arrastró” hasta sus colores, vegetación, olores, música en la calle, gastronomía… El atardecer y el amanecer en aquella ciudad es una fiesta de sentidos que atrapa, irresistiblemente te emociona, enamora, sorprende, seduce… fascina.

Una fascinación irrefrenable, te impregna la necesidad incontenible de subir a las colinas en las que creía ver estrellas iluminadas incrustadas en las montañas, esa es la visión nocturna de las favelas, estrellas incrustadas como si en una lluvia de estrellas fugaces estas no hubieran desaparecido al contactar con nuestra atmósfera, sino que se hubieran protegido en las colinas de Río. Creo que esa es la visión que embruja al viajero, las estrellas en la montaña.

Sí, me he enamorado de Río y sí, soy consciente del riesgo que entrañaban mis paseos nocturnos pero aún soy más consciente de que la tristeza de no “sentir” es más peligrosa que viajar sola por el mundo… Así que noche tras noche, terminada mi labor voluntaria de estos juegos paralímpicos, viví y exploré los secretos de Río que nacen en las favelas, de cuyo interior nacen gritos, gritos que transcribiré ya convertidos en susurros…

Un abrazo,

Maica Rivera


Artículo publicado en Euro Mundo Global

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2 thoughts on “Favelas: Perspectiva de la distancia

  • 8 octubre, 2017 at 07:23
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    Just rest for a while
    Enjoy what you have
    Precious thing of yours
    Time
    You re seem tired
    Body and soul
    Dont make it as routines and rituals

    Reply
    • Maica Rivera
      8 octubre, 2017 at 16:53
      Permalink

      Thank you Heru for your beautiful words. A hug.
      Maica Rivera

      Reply

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