La Noche de las Ánimas

La Noche de las Ánimas

1 de noviembre del 2016

La Noche de las Ánimas

Día de Todos los Santos, flores y visitas a los seres que han fallecido. Al finalizar el día, una de las noches más especiales para las almas errantes: la noche de la ánimas benditas. Según la leyenda, serán los difuntos los que visiten este mundo

El fragmento de un relato de Bécquer ha inmortalizado este día:

“…Y antes de que concluya el Día de Todos los Santos, en que así como el tuyo se celebre el mío, y puedes, sin atar tu voluntad, dejarme un recuerdo…¿no lo harás?.”

Leyendo hace un año este párrafo aprendí que tan poderoso como el recuerdo es el miedo. Y es que al final de este artículo, mi experiencia plantea una cuestión: ¿Fue el anhelo de creer o el miedo el que me hizo ver?.

La leyenda pertenece a uno de los 16 relatos de la colección de Bécquer llamada El monte de las ánimas. Dice haberla oído en Soria y también que siente miedo al escribirla.  Bécquer recoge el tema folclórico universal de las ánimas benditas, y en su prosa poética, a través de descripciones de sonidos como el crujir de la madera, las pisadas en la alfombra, el ladrido de los perros, los vidrios del balcón, el agua cayendo sin cesar y las ráfagas de viento transmite al lector sentimientos de inquietud, misterio y miedo.

El temor a lo desconocido no nos deja ver lo real

El temor a lo desconocido no nos deja ver lo real

Lo sobrenatural aparece entre las líneas de su texto. Parece que las almas errantes de los difuntos entran a nuestro mundo acompañadas de sus versos, que no son versos, es poesía, la poesía de los poetas.

Bécquer y El monte de las ánimas nos hacen pensar en esta noche, en que el tránsito entre los dos mundos, el del más allá con el terrenal, es mas fácil.  Se abre la puerta para que los difuntos visiten sus antiguos hogares en la Tierra. Es, por tanto, una noche adimensional y atemporal. Pasado, presente y futuro se unen en la celebración.

Fue este romántico tardío con su leyenda El Monte de las Ánimas lo que nos relata lo ocurrido en Soria una noche como esta, en la que las ánimas de los difuntos corren con los animales y nadie quiere estar allí en dicha fecha.

Al parecer, en este monte que llamaban de las ánimas, pertenecía a los Templarios, que eran guerreros y religiosos a la vez y que, debido a una rivalidad, entraron en lucha hasta que el rey acabó con ella. El monte fue abandonado y en la capilla fueron enterrados los cuerpos de unos y otros dando comienzo a la leyenda.

«Beatriz y Alonso, hijos de los Condes de de Borges y de Alcudiel, conversan después de haber oído la leyenda en una cacería en el Monte de las Ánimas. Alonso enamorado de su prima Beatriz le pide a esta que acepte un obsequio ante su inminente separación , ella acepta una joya después de gran insistencia por parte de su primo y cuando él le pide algo para mantenerla siempre en el recuerdo, ella le expone que durante la cacería en el monte había perdido una banda azul, que era lo que deseaba regalarle.  Alonso motivado por la sonrisa de la bella dama, se dirige aterrorizado -por ser la noche de los difuntos- a recuperar la banda para complacer a su prima. Beatriz a media noche se desvela creyendo oír su nombre, angustiada un escalofrío recorre su fría alma.  Al amanecer encuentra junto a su cama la banda azul…ensangrentada y desgarrada. Cuando los sirvientes entran en su habitación para comunicarle que Alonso había sido hallado muerto en el Monte de las Ánimas, la encuentran muerta, agarrada a la banda, que ya no es azul, sino roja por la sangre derramada.

Cuenta un cazador que una hermosa joven con los pies ensangrentados deambula en la noche de Las Ánimas Benditas por el monte, lanzando chillidos de terror alrededor de donde hallaron a Alonso sin vida, y que entre sus manos, lleva una banda ensangrentada».

Fotografías Scott Hefti

Fotografías Scott Hefti

Bécquer recoge uno de los relatos que más referencia hace a las almas errantes en esta noche tan peculiar. Su prosa poética me acompañó la noche del 31 de octubre del 2015, Halloween, en mi retiro a Las Ermitas de Córdoba, donde realicé un programa en la citada noche.

Mi retiro en la incertidumbre

Ante la belleza de la Sierra y de la Ermita, así como la curiosidad de conocer la vida de mis anfitriones —tres monjes con historias inverosímiles ligadas a las ermitas— decidí continuar mi estancia la noche del 1 de octubre. Esa noche conocí el temor y la incertidumbre que produce lo desconocido.

La Ermita tiene una capilla donde los religiosos ofician misa los domingos. Dicha capilla está aislada. Junto a ella se encuentra un antiquísimo cementerio, y en su redor, solo sierra y el huerto. Una leyenda me narran los Padres: La Santa Compañía. Habla de procesión de almas en pena desde las 12:00 de la noche por los términos de parroquias y lugares de oración. Ánimas que atraviesan el umbral entre los dos mundos con el propósito de visitar o advertir allá donde van de una defunción. La comitiva la precede un mortal, y se aparecen a los que aún no han purgado sus pecados.

Habitación del retiro en la Ermita

Habitación del retiro en la Ermita

Terminada la cena y la tertulia, me dirigí hacía el cementerio con el pensamiento de que si había sido día de visita para el ser más querido de mi vida —sus cenizas fueron esparcidas hace años en aquellas ermitas—, ahora era la noche de su regreso.

Mi imaginación exacerbada en esa velada había despertado el sentimiento de pérdida y ausencia. Sin recordar muy bien el camino, anduve hacía la capilla llegando a la pequeña valla que rodea el cementerio. Tomé asiento encima del muro frente al camino de cipreses y abrí el libro de Bécquer apareciendo las palabras arriba citadas.

Entonces quedé muda y temblorosa ante el profundo silencio. «Ningún viento mece aquellos cipreses, en la noche el lugar es triste e inquietante, nada allí se detiene un solo instante. Entre los cipreses vi una comitiva, como fantasmas oscuros se deslizan las sombras, solo un nombre a media voz se escuchaba, pronto oí llamar de nuevo esta vez con más violencia».

Apareció el terror sin permitir ni un solo pensamiento racional. Me dominó dejándome sin voluntad, quieta, inmóvil. Sin capacidad de reaccionar, sentí como la señora que precedía la comitiva clavó en mí su mirada atormentada, ofreciendo la cruz que portaba. Ni un paso pude dar. No sé cuanto tiempo transcurrió. Me encontré caminando, la capilla, el huerto, la ermita, y recordé el resto de la leyenda de La Santa Compañía. Las ánimas se aparecen preferentemente en la cercanía a lugares de oración y huertos. El mortal que las precede esta condenado a vagar sin rumbo con ellos hasta su muerte, a no ser que encuentre a otro mortal que acepte portar la cruz quedando liberado uno y penado otro hasta la eternidad.

Cementerio de la Ermita con Pedro, hijo de antiguo ermitaño. Se ha convertido en uno de mis mejores amigos

Cementerio de la Ermita con Pedro, hijo de antiguo ermitaño. Se ha convertido en uno de mis mejores amigos

No voy a intentar comprender. Solo sé que al despertar tuve necesidad de regresar al cementerio y llorar en aquellas tumbas ignoradas de los que ya no están. Bécquer recogió en su relato la creencia popular. Yo he narrado lo que aún hoy no sé si fue realidad.

Un abrazo.

Maica Rivera.

El vídeo recoge entrevistas a pie de calle acerca de lo que la gente conoce sobre los retiros. A continuación, la grabación realizada en las Ermitas de Córdoba el 31 de Diciembre de 2015.


Artículo publicado en Euro Mundo Global

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2 thoughts on “La Noche de las Ánimas

  • 25 agosto, 2018 at 11:06
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    Me parece una experiencia inquietante y apasionante a partes iguales. Gracias por tu relato

    Reply
    • Maica Rivera
      25 agosto, 2018 at 14:29
      Permalink

      Enmanuel:
      Soy yo quien te da las gracias, por tu tiempo y por leerme. Un gran abrazo y espero te gusten estos otros artículos de cementerios, son lugares que dan mucho que pensar.
      Maica Rivera

      Reply

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