Palacio de Viana de Córdoba: Andalucía y sus leyendas olvidadas

Palacio de Viana de Córdoba: Andalucía y sus leyendas olvidadas

27 de julio del 2017

Palacio de Viana de Córdoba: Andalucía y sus leyendas olvidadas

…Y esos muros que hoy susurran sin pronunciar fueron casa antes que palacio…Paredes de piedra que conservan intacto el eco de cinco siglos de los que en ella habitaron.

                                                                                        Fragmentos de Vida

Tras discreta fachada situada en un antiquísimo barrio de la ciudad de Córdoba sorprenden más de seis mil quinientos metros cuadrados que alojan ostentosa vivienda y hermosos patios. Estos jardines tienen tanta importancia que ocupan casi tres cuartas partes del espacio pues las flores se apropian del terreno sin siquiera preguntarlo; Doce pequeños paraísos cuyo aroma despiertan los sentidos y agitan sentimientos antaño perdidos…Aloja y preserva este lugar: el Palacio de Viana.

Tan singular y recóndita construcción data del siglo XIV. Su planta es un polígono irregular que narra por sí sola todas las incorporaciones que a lo largo de la historia se han sumado, de ahí su sobria portada; nadie previno la grandeza y amplitud que alcanzaría el edificio.

Arquitectura que crece como ser humano sin plano ni capataz que marque un ritmo…Pasear por los jardines del palacio es como leer en cada detalle un libro, donde vidas y épocas pasadas explican el desarrollo del recinto.

Por muchos fue habitada

En quinientos años de existencia la construcción ha tenido un total de dieciocho propietarios. Fundado el mayorazgo –antiguo derecho hereditario castellano– por Gómez Suárez de Figueroa en 1492, se suceden sobrinos, hermanos o cónyuges en las generaciones sin descendencia.

Un giro importante en la historia de esta noble residencia es cuando la marquesa de Villaseca –1828 a 1901–, legataria de la casa, contrae matrimonio en segundas nupcias con Teovaldo Saavedra y Cueto, primer marqués de Viana, y comienza a ser habitada por aquel que le dio su nombre: Palacio de los Marqueses de Viana. 

Paredes…el eco de cinco siglos…

Tres generaciones del noble apellido moraron en la casa. A Teobaldo Saavedra y Cueto le continuó su sobrino José Saavedra y Salamanca, segundo marqués de Viana e importante promotor de lo que hoy se custodia en cada sala, dormitorio, o estancia, pues a él se le deben las adquisiciones de la mayoría de las colecciones aquí mostradas. Dicen, que la bella náyade del Patio de la Madama, amor por el arte con susurros le inspiraba.

Por último, el tercer marqués de Viana –1902 a 1980– Fausto Savedra y Collado, quien fallece sin sucesión nombrando como heredera a la tercera marquesa de Viana, Sofía Amelia de Lancaster y Bleek.

Dos años antes de fenecer el marqués, él y Sofía trataron de vender la propiedad en Francia pues se dice que a la marquesa algo en el palacio la perturbaba…Una vieja leyenda de ello habla.

…Habitan en el agua, se apropian de las fuentes y quien bebe de ellas encuentra inspiración ilimitada, pero un encuentro con estos seres o una mirada a la profundidad de sus ojos puede llevar a la intranquilidad del alma.

El mismo año del fallecimiento del tercer marqués de Viana, la entidad financiera Cajasur adquirió el inmueble y apenas un año después abrió patios y casa a la ciudad con la que medio milenio había convivido…,y a un mundo desconocido. En el mismo año de su apertura fue declarado Bien de Interés Cultural del patrimonio histórico español.

No es museo sin vida…es casa vivida

Al entrar en el palacio, como antesala uno de los doce patios; el llamado Principal o de Recibo. En él, una antigua puerta da acceso a la planta baja en la que un bello y gran mosaico romano del siglo IV da paso a un sobrio salón de firmas.

El patio era corazón que insuflaba vida a todo lo que los muros protegían…Órgano en el que se distribuían los asuntos según importancia y en él se indicaba: planta baja si eran asuntos de poder, planta alta si eran asuntos de familia o muestra de riqueza acumulada …,o jardines si se buscaba encandilar el alma.

Patios que despiertan sentimientos…

Para acceder a la planta alta, es necesario volver a pisar el enchinado suelo de pequeños guijarros del que es centro y entrañas de la casa. Tras vetusta entrada, una escalera renacentista del siglo XVI es preámbulo de la riqueza cultural que aguarda ser contemplada.

…Y sorprende que sin ser erudito el arte aquí atrapa. Es sentimiento que aun sin entender sobrecoge el alma.

Ocupando toda la zona occidental y una parte de la oriental se sitúa “la casa vivida”. En ella, el Dormitorio Negro y el Francés –ambos destinados a invitados– exhiben un lujo exquisito que contrasta con la sencillez de la decoración de la Habitación de la Marquesa…La elegancia, en la suntuosidad y austeridad reflejadas…Así es Viana.

Cocina, salones y estancias recuerdan que esta casa cinco siglos estuvo habitada. Las exposiciones de la parte oriental indican la importancia de los que en ella habitaban .

En una época en la que las colecciones eran símbolos de poder y riqueza, el II marques de Viana intentó convertir el palacio en una casa-museo pero su pronta muerte le impidió terminar su sueño. Como consecuencia de ese intento, el recinto es hoy un lugar para perderse en el tiempo, donde tapices, pinturas y mobiliario cautivan incluso sin pretenderlo.

Mientras lujo y exquisitez atrapan sentidos y sentimiento, hay estancias que retuvieron eco y con él rompen el silencio…En la belleza del Salón Rojo una voz de mujer quiebra la calma y estremece el cuerpo.

…En la alcoba, a solas –según costumbre que no entiendo–, las horas pasan tan lentas que asomada al balcón intento conciliar el sueño…Desde allí a la Madame contemplo…

La elegancia en cada detalle reflejada…

Era tradición de la nobleza desde el siglo XVIII que hombre y mujer, aún casados, no compartieran dormitorio. Dicen que la marquesa no hizo caso a la advertencia de una leyenda y desde que encontró la infinita mirada de unos ojos sus noches estaban llenas de pesadillas y miedos.

Narran los ancianos algo que pudo ser cierto

En la habitación de ella, pequeña, austera y sin nada superfluo sus palabras se oyen más sonoras que el tenue susurro que invade el espacio y tiempo…Un pequeño balconcillo que tras cortina de mimbre deja ver dos cuerpos de campana del siglo XVI que pertenecen a la iglesia San Agustín, más antigua que el primer tañer de aquellas que ahora culminan fachada y son imagen del templo.

Desde el balcón, un bajar la mirada es subir al cielo, pues un circulo de cipreses con forma ascendente y frondosa hacia él encaminan el razonamiento…La sobriedad de la alcoba es quebrada al observar la belleza del Patio de la Madame. Invade la fragancia de las buganvillas y los pensamientos. 

Enmarcada por cuatro boles de boj y protegida por la altura del ciprés existe una fuente con la figura de una náyade. Fue el segundo marqués quien proporcionó intimidad a la ninfa plantando los árboles que hoy la guardan …Ella, a cambio, le regaló inspiración infinita. Hay constancia escrita que Don José de Saavedra y Salamanca, conocido como el segundo marqués de Viana, impregnó de arte la esencia de la casa.

«En una de las noches que desvelada su belleza admiraba, ella buscó mis ojos, reflejando en los suyos historias no contadas. Benévola náyade que inspiras si te sientes adorada y cruel criatura cuando tu intimidad sientes violentada. La verdad escondida a la luz sacas. No quiero escucharla…Que el que aquí venga, oiga en el susurrar del agua los secretos que guardas».

…se apropian de las fuentes…

Historia y leyenda como siempre confundidas andan…Dicen los ancianos que el Palacio de Viana poetiza a todo aquel que siente y ama; tan solo hay que pasear por sus estancias.

…Y paseo…O deambular sería la palabra

Casa noble que al cruzar la entrada se despiertan sentidos que te sitúan en épocas pasadas…Se tropiezan vista y olfato, pues han sido asaltados por el primer patio sin ser avisados y ambos quieren percibir en solitario…Oído, gusto y tacto forman grupo, para que no se les escape nada y luego poder enfrentarse al olvido despiadado.

Colores indescriptibles se mezclan con fragancias desconocidas…Murmullo de fuentes…Aire que por todo lo que guarda ha cogido consistencia para defender aquello que ama…Sabor a polen de abejas, que alocadas por la belleza de la que están rodeadas peregrinan por patios que los cinco sentidos calman. 

…Y paseo…o deambular seria la palabra adecuada, pues estos jardines no permiten ruta programada…Perderse en ellos es necesidad del alma.

Bordeo el circulo de cipreses que protegen a la ninfa, a veces diosa, a veces humana…Creo oírla llorar desolada…Aunque quizás no sean lágrimas sino el agua que por ella desciende a la fuente que guarda. Por si acaso me mantengo a distancia…Volveré cuando haya acabado de conocer el palacio que la vigila y ama…Antes no quiero conocer las historias que narra.

Regreso al patio principal pues tras caminar por las zonas abiertas surge la necesidad de conocer a los que allí habitaban.

En la planta baja, tras la puerta, un mosaico impacta desafiando a que sobre él camines y, aún en el suelo, seas tú quien por unos minutos soporte el peso de la historia romana. En esta planta dedicada a la muestra de poder de los que aquí moraban una mesa mirando al jardín destaca; bella, sobria y solitaria…Si la madera hablara, contaría que por muchos fue acariciada, en una llamada a la buena suerte antes de rubricar documentos de relevada importancia…Salón de las Firmas lo llaman.

Mucho más alberga esta parte de la casa pero la impaciencia hace que recorra con prisa atolondrada…Ansia de conocer aquello que por sí solo habla pues sin exigir ser entendido el arte aquí encadena el alma.

…al subir la escalera…

La escalera principal recuerda como un estilo puede emerger de otro más antiguo, el Renacentismo tiene en ella una hermosa aliada. Su alfombra roja amortigua el sonido de  pasos presurosos, que como los míos, desean explorar la planta alta.

Sin palabras recorro dependencias y pasillos, en los que la luz delata antigüedad y cultura acumulada durante las generaciones que dotaron de existencia esta casa…Un libro podría escribir acerca del Salón de los Sentidos, pues es indescriptible el hechizo azul que desprende la estancia, o mejor un poema a cada rincón de esta casa…¿Será la ninfa que inspira en la distancia?. 

En la biblioteca, el olor a vidas pasadas se mezcla en más de siete mil tomos, se impregna de varios idiomas y se viste con diferentes formatos y temáticas…Es una sala viva que respira, siente y, a través de sus libros, habla.

Todo aquí se siente, comprende y ama, pues es arte que expresa en silencio y enamora sin exigir nada.

He de marchar, se me fue el tiempo como abeja alocada en el jardín de sensaciones que es el Palacio de Viana. Antes de ello, desde el balcón donde ella sin poder conciliar el sueño miraba en las madrugadas, dirijo mis ojos a la ninfa temida y amada, con la promesa de regresar a escucharla. 

Un abrazo.

Maica Rivera

 

 

Los patios...un jardín de sensaciones que atrapa...
Entre los cipreses, protegida, se encuentra la bella náyade...
...Para encandilar el alma...un paseo por los patios
Los cinco sentidos del hombre aquí en pinturas murales representados...
La biblioteca con más de siete mil tomos variados...
Inolvidable lugar que inspira sin pedir nada...
En el Salón de firmas, la madera, tantas veces acariciada antes de importantes rúbricas...
Dormitorio de invitados de gran lujo frente a la austeridad de la alcoba de la marquesa...
Dormitorio de la marquesa...
Prometo a la ninfa regresar a escucharla...
Náyade temida y amada...
Dormitorio del marqués...costumbre de habitaciones separadas...

6 thoughts on “Palacio de Viana de Córdoba: Andalucía y sus leyendas olvidadas

  • 27 julio, 2017 at 21:47
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    Que bello Maica , pasear por esas estancias del palacio y sus jardines….uno se traslada en epocas pasadas y como tu lo describes ..enamora mas…un abrazo ..beso
    Te quiero mi querida Maica..

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    • Maica Rivera
      28 julio, 2017 at 05:15
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      Antonio, mi descripción nace de pasear por ese palacio y escuchar «el eco de las paredes» y «el susurro de las flores»…El sitio se presta a la poesía, o quizás sea la ninfa del Patio de la Madama que inspira a todo aquel que el Palacio de Viana recorre..Un abrazo.
      Maica Rivera

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  • 28 julio, 2017 at 03:18
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    Es cierto con solo leer esta reseña esta casa de Viana encadena el alma…

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    • Maica Rivera
      28 julio, 2017 at 05:10
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      Modesto, las casas, edificios y arquitectura en general son testigos insobornables del tiempo, tan solo hay que detenerse unos segundos más de lo habitual para «ver aquello que está pero que nadie ve»…y te encadenan el alma. Un abrazo
      Maica Rivera

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  • 28 julio, 2017 at 15:11
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    Dear Maica , already when I received this e-mail I was tried to answer. I’ve already told you that houses and their furnishings move me strong. I like elegance, especially then, when they can keep a straight line, and … I love the inner courtyards. I can imagine the pleasure, to stroll there, with a book in hand and and and 🙂 very well, and sometimes wish me this feeling for time, out of the past. A big hug Vera

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    • Maica Rivera
      28 julio, 2017 at 18:38
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      Vera, the Palace of Viana invites you to get lost in your space and in time. A book in those gardens is the sky…A big hug.
      Maica Rivera

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