Eclipse…cuenta la leyenda que la Luna besa al Sol

Existen fenómenos que desencadenan los instintos más primitivos del hombre –el llanto, la lucha, la intuición…–, anulando todas las respuestas racionales de la mente humana.

                                                                                                                    Fragmentos de Vida

La palabra eclipse proviene del griego ekleipsis y cuenta una antigua leyenda inca que su significado, «desaparición» o «abandono», fueron los reproches que la Luna, aun sin pretenderlo, le hizo al Sol.  Sea como fuere, el eclipse es hoy conocido como un evento astronómico en el cual la luz procedente de un cuerpo celeste es bloqueada por otro produciendo esa rareza que algunos temen con superstición. 

En el caso del sol y la luna, tal belleza se produce cuando se alinean con la Tierra, y, según la posición, darán lugar a un eclipse lunar –la Tierra se interpone entre el sol y la luna– o un eclipse solar –cuando la luna oculta al sol–…

Los astros se alinean…

…Es el instante en que la Luna, eterna enamorada, besa al Sol. En la oscuridad que propicia la intimidad de su beso, las estrellas se niegan a brillar para concederles unos minutos de pasión.

El hombre aprendió a predecir lo que le causaba temor

El eclipse solar solo sucede cuando hay luna nueva, aunque este periodo lunar no implica que se produzcan las circunstancias necesarias para el fenómeno. La luna puede encontrarse situada exactamente entre la Tierra y el Sol –novilunio–, de manera que su parte iluminada no es vista desde la Tierra. Pero no siempre las posiciones de sus sombras son las adecuadas…

El reencuentro de la Luna y el Sol es efímero y muy distanciado en el tiempo, pues fueron creados para nunca coincidir y hacer del día y la noche el «reloj biológico» del ser humano…Son parte de la respuesta de la Creación. Quizás por eso, cuando los dos astros se encuentran, hombre y animal pierden la razón.

Como es innato en la humanidad controlar todo aquello que escapa al control, aquel que aún hoy teme, aprendió a prever lo que le causaba aprensión.

Para pronosticar con lógica tales maravillas, en la antigüedad, desde la época de asirios y babilónicos, el hombre fue anotando las repeticiones de estas anormalidades, siendo relevantes los ciclos en los que se producía. El más notable es el ciclo Saros, con algo más de dieciocho años de duración –con él aún hoy se siguen prediciendo los eclipses–. Tras ese periodo se repiten circunstancias orbitales casi idénticas…

Tal belleza hace perder la razón…

…Se dice que un eclipse «nace» si no existe ningún registro anterior en el ciclo y que un eclipse «muere» cuando no aparece en el momento en que en otros ciclos sucedió. Las órbitas y sus irregularidades a veces no tienen explicación…O es el amor del Sol y la Luna que no aceptan precisión para su eclipse de amor.

Con la aparición de la informática y su exacto cálculo del comportamiento de los astros queda poco margen para la imaginación…,pero las respuestas humanas a un eclipse son y serán siempre imprevisibles formas de expresión: miedo, curiosidad o admiración.

Según una leyenda, la Luna besa al Sol

Según un antiguo mito inca, el dios Viracocha creó el Sol y la Luna antes que el mundo que en sueños construir se le ordenó. Con ellos lo iluminaría para permitir la vida en él una vez terminará su creación. Uno marcaría la llegada del día, otro de la noche…Nunca debieron conocerse, pero ociosos y sin saber de su destino, ambos cuerpos celestes se deslumbraron y enamoraron con pasión…Cuando no existía el tiempo disfrutaron su amor.

Terminada la Tierra, el dios les desveló su obligación. Debiendo separarse, enormes lágrimas la Luna derramó…Dicen que los cráteres de su superficie son cicatrices de su desesperación. Tan enorme era el dolor.

El sol intentó brillar con más fuerza y calor para envolver a su amada en un cálido y lejano abrazo de amor, pero la Luna, en su desconsuelo, ni siquiera lo sintió y, sin pensarlo, llamó «abandono» a la imposición de un dios.

Una «noche» sin estrellas…

Viracocha, apiadado del sufrimiento de la hermosa Luna, a las estrellas creó para que brillaran junto a ella y fueran confidentes de su pena y aflicción.  Pero Luna suplicaba un beso de Sol y en las noches apenas brillaba llevada por la melancolía y frustración. La divinidad, preocupada, un momento único y excepcional les concedió…Lo llaman eclipse de Sol.

…El Universo se estremece en los segundos en que Luna besa a Sol, las estrellas se esconden y el ser humano siente miedo y temor…,los animales se revuelven inquietos pues es un momento sin equilibrio de la Creación…,y todo no es más que una vieja historia de amor.

El recuerdo de un eclipse de sol

Dentro de los eclipses solares hay uno que maravilla, pues en el cielo dibuja un anillo que invoca el compromiso de Luna y Sol. Ella no oculta por completo al astro rey, dejando un círculo luminoso alrededor de su amor…Es una eterna promesa de fidelidad y devoción.

El 3 de octubre del año 2005, Madrid fue testigo de esa declaración. A las 10:56, durante cuatro minutos y once segundos, se produjo un eclipse anular de sol. En esos instantes se percibió el verdadero lenguaje del amor.

Una bajada progresiva de la temperatura a mi piel avisó. No fue un estremecimiento, era la Luna que reclamaba para sí en ese momento el calor del Sol. Las sombras de árboles y edificios se tornaron fantasmales e irreales y, sin nitidez, formaban imágenes que escapaban a la razón. Los colores pasaron a un tono pálido en el que se adivinaba el secreto oculto de un dios que de la Luna se apiadó.

Calles transitadas detuvieron por un instante el ritmo del ser humano para que observara cómo hasta los animales entraban en estado de shock…Pájaros aturdidos en un cielo que oscureció, perros ateridos que se negaban a avanzar mientras sus dueños se quedaban sin voz…,gatos recelosos agazapados en cualquier rincón …Personas que, sin conocernos, al mirarnos nos pedimos perdón…por no entender el sufrimiento más allá de nuestro dolor.

Parar un segundo, apartar tristeza y admirar todo lo que hay alrededor…Sentir cómo el beso de la Luna consigue alcanzar al astro rey a pesar de la imposición de un dios.

El Universo demuestra con cada eclipse, con cada fenómeno, que el ser humano es privilegiado al poder disfrutar de un mundo que según la leyenda para él se construyó…

Un abrazo

Maica Rivera