Cathédrale Notre Dame. Leyenda «Las Gárgolas»…piedra que se transformó en carne

Rodeada por las aguas del río Sena, Notre Dame se erige poderosa, hermosa e insultantemente altiva, pues tiene la certeza de ser referente en arquitectura.  Considerada uno de los edificios más señeros y antiguos de cuantos se construyeron en estilo gótico ha sido, fue y será, inspiración de músicos, pintores y poetas; descrita, pintada y transformada en música durante siglos.

Artistas enamorados de la «Musa» poderosa y bella que habita en París, han transmitido con palabras, acuarelas y notas musicales la esencia de esta dama.  Víctor Hugo la ilustra poéticamente con estas palabras que consiguen despertar un deseo del conocimiento de la arquitectura del pasado.

Cathédrale Notre-Dame. 

“Y la catedral no era sólo su compañera, era el universo; mejor dicho, era la Naturaleza en sí misma. Él nunca soñó que había otros setos que las vidrieras en continua floración; otra sombra que la del follaje de piedra siempre en ciernes, lleno de pájaros en los matorrales de los capiteles sajones; otras montañas que las colosales torres de la iglesia; u otros océanos que París rugiendo bajo sus pies”.

                                                                                                                  Víctor Hugo, Nuestra Señora de París.

Tras esta descripción, Francia, cuna del estilo gótico -desde allí se expandió por toda Europa- y su catedral, cuya construcción comenzó en 1163 terminando en 1345, se convirtieron en referente de la arquitectura, en una época marcada por la creatividad y la libertad, que tras la revolución francesa era identificativo del pensamiento parisino.

Testigo silencioso e impasible de la vida en París, ha contemplado acciones del ser humano que han marcado un antes y después en la historia;

Jacques de Molay último Gran Maestre de la Orden del Temple, fue quemado vivo en la hoguera en 1314, la catedral aún estaba en construcción.  Acontecimientos como la coronación de Enrique VI de Inglaterra en 1429 y la de Napoleón Bonaparte como Emperador de Francia en 1804, elevaron Notre Dame a la categoría de basílica menor.  Pero si “Notre Dame” pudiera hablar  destacaría la beatificación de Juana de Arco en 1909.

Gárgola testigo silencioso…

Cuenta la leyenda que las Gárgolas volvieron a la vida por segunda vez, abandonando las cornisas desde donde contemplan la vida.  En esta ocasión para celebrar que se había hecho justicia.

Catedral, Iglesia o Capilla de Notre Dame.  En Bruselas, Brujas, Gante…a lo largo y ancho del planeta en diferentes lugares del mundo, no olvidemos que Notre Dame significa Nuestra Señora, nombre con el que eran denominadas muchas construcciones dedicadas al culto religioso, dando lugar a confusiones de aquel que no conozca el concepto de “Notre Dame”.  

París, la Catedral por sí sola impone imagen e historia, o quizás sean sus Gárgolas las que en la altura, hacen inconfundible y especial este edificio al que rodea no solo el agua del Sena, sino siglos de historia y leyenda.

Aproximarse a la catedral es sentir la mirada de estos seres misteriosos que observan el mundo desde las cornisas. Gárgolas, fascinantes figuras que representan formas grotescas de hombres, animales, monstruos o demonios. Contemplan e inexplicablemente juzgan y protegen.

Su funcionalidad era desaguar los tejados y decorar esos desagües.  “Rocas” con forma monstruosa que según la creencia popular, protegían del demonio y alejaban los espíritus del mal de los lugares de culto.  Coronando las cornisas eran guardianas de secretos que solo desde la altura pueden ser juzgados, pues es en esa perspectiva, donde se observa sin adornos la maldad del ser humano.

Desarrolladas por escultores medievales con el objetivo de mostrar al hombre la existencia de un mundo imperfecto, adquirieron gran importancia en la arquitectura gótica, desarrollada en un mundo que nunca renunció a lo fantástico y antiguo, alimentando la imaginación de las personas.

Según la leyenda, las Gárgolas de París  abandonaron la frialdad de la piedra en la que están esculpidas para apoderarse  de la vida de aquellos que cometieron una de las crueldades e injusticias mas vergonzosas de Francia;  la muerte de Juana de Arco en la hoguera -30 mayo de 1431-.

La doncella de Orleans, su misticismo e historia encierra tantos misterios que ella en sí misma es historia de Francia.

Acusada de herejía, condenada a muerte y llevada a la hoguera en la plaza del mercado viejo de Ruán .  Engañada por aquellos mismos que antes aceptaron la divinidad de las voces que Juana aseguraba oía, finalmente condenada a una muerte cruel y humillante, para evitar su posterior culto.  Ella nunca se retractó de sus declaraciones.

Las llamas no llegaron a torturar su cuerpo debilitado por el encierro y la incomprensión del alma, falleció por la combustión de la leña, avivada quizás por alguno de sus verdugos en un acto de piedad hacia una mujer que había entregado su vida a Francia.   

Tal era el miedo a su posterior conversión en mártir, que cuando la hoguera apagó su última llama,  apartaron los trozos de madera asegurándose que no había escapado y que el cuerpo allí desnudo y sin vida era el de la condenada. Volvieron a encender la hoguera durante horas hasta que no quedó ni un solo vestigio de cuerpo humano, al terminar la combustión sus cenizas fueron arrojadas al río Sena.   Cenizas transportadas por la corriente del agua del Sena, que en un último rayo de fuego dieron vida, despertando la frialdad de la piedra de las Gárgolas, que desde lo alto habían contemplado la muerte de una inocente. Los monstruos alados desvelados de su sueño, de años de quietud y de encierro de sentimiento, cobraron vida y sangre, y su piedra se transformó en carne.  A la mañana siguiente, aparecieron cientos de cadáveres por las calles…de aquellos que habían asistido, permitido y disfrutado con aquella atrocidad.  Encontraron la muerte en la venganza de las Gárgolas. 

La piedra se transformó en carne.

En 1909 Notre Dame acogió el acto de beatificación de Juana de Arco.   Las Gárgolas volvieron a la vida por unos instantes, los allí presentes cuentan como la piedra despertó y su mirada grotesca reflejó satisfacción de justicia cumplida.

Notre Dame de París, conocida del mundo por su arquitectura, dimensiones, y por reliquias cristianas como la Corona de Espinas, que allí custodiada, ha convertido la catedral en lugar de peregrinación de creyentes e historiadores.   La escena del Juicio Final  en la Puerta de Santa Ana…muchas son las razones por las que el mundo identifica “Notre Dame” con París.

París y los parisienses conocen todas esas razones.   Pero son estas Gárgolas inescrutables, indescifrables, tenebrosas e inexplicables, las que que con su leyenda hacen de esta catedral una “Notre Dame” única en el mundo, poseedora de la  capacidad de convertir la roca dura de una Gárgola en delatora de injusticia.    Así es París; única.

El juicio final…estremece.

Un abrazo.

Maica Rivera