«La ilusión que emana un deportista paralímpico es de las pocas cosas que eclipsan a la llama en unos juegos…»
Comienza un largo viaje en Río de Janeiro en el que estaré junto a los deportistas paralímpicos españoles, como Alfonso Cabello Llamas o Miguel Ángel Martínez Tajuelo.
Además, visitaré Río, como siempre viajando sola, conociendo, experimentando, observando, saboreando y poniendo mis cinco sentidos para luego volver y contarlo. ¿Viajamos juntos?
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6 de septiembre de 2016: La labor de un voluntario
Recién llegada por fin a Río de Janeiro y nunca más segura del título de este viaje: Destino «río de ilusión».
Esta chica polaca, de aspecto alocado, me ha dado una lección de vida durante el vuelo reafirmando mi necesidad de seguir haciendo estas «locuras» mías …y contarlo.
Voluntaria de los Juegos Paralímpicos o, como explica ella, «alumna afortunada de un curso intensivo de 10 días (la duración de los juegos) de la capacidad de superación del ser humano». Voy a ver si me ubico en el mapa, que esto es un mundo aparte.
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7 de septiembre de 2016: Los Agitos
Los Agitos, símbolo de estos Juegos Paralímpicos 2016 en la playa de Copa Cabana, y yo alojada durante estos días a cinco minutos andando.
Cinco minutos de paseo diario hasta aquí será la única obligación que me imponga para recordar que este es un viaje en el que debo de usar mis cinco sentidos…y despertar los vuestros.
Sin palabras. Solo decir algo de este monumento que no es muy conocido: la subida en trenecito por un camino es como un bosque encantado que cuando va anocheciendo se vuelve tenebroso, y el impacto visual de la ciudad de Río de Janeiro iluminada te sobrecoge, te sorprende, te emociona… te seduce.
Museo del Mañana en Río de Janeiro. Desde aquí, el lugar escribió la historia por sí solo. No concibo un mañana sin personas como Kacprzyk ni sin «trenecitos» que nos ayuden a subir a la cima.
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8 de septiembre de 2016: La humanidad de Alfonso
El equipo español desfilaba en ese momento en la ceremonia de apertura de los Juegos Paralímpicos de Río de 
Janeiro 2016. Horas antes estuve charlado con con Alfonso Cabello Llamas, deportista paralímpico español dedicado al ciclismo cuya historia se merece escuchar, ya que su humanidad traspasa la meta con creces.
Comenzó compitiendo sin título de discapacidad con niños, por su sueño ha renunciado a todo, incluso formación académica, y no le han regalado nada. Incluso renuncia a inauguración, sólo quiere ganar… y ya ha ganado.
La entrevista que se publicará mañana y la crónica de inauguración empiezo a escribirla…
Con Alfonso Cabello Llamas comencé en la Villa Paralímpica de Río la ceremonia de inauguración de Río de Janeiro 2016. Este chico ganador en Londres 2012 me mostró el verdadero espíritu paralímpico con tan solo un café y una conversación.
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9 de septiembre de 2016: La receta de la vida
En el corazón de Río 2016, el Parque Olímpico. Reflexiono acerca del «sabor» de equipo olímpico español y hablo de ello en mi artículo de hoy en España. Creo que la frase que resume ese artículo es que la receta de la vida debería ser fácil de cocinar, debería de tener ingredientes al alcance de cualquier persona, sin ver sus discapacidades, su género, su religión o color. Debería de tener «más cosquillas y menos enojos».
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10 de septiembre de 2016: Las favelas de Río
Un paseo nocturno por las Favelas, en el que mi curiosidad innata decide por mí llevándome a vivir «momentos que están pero nadie ve».
Momentos en los que parece no pasa nada y pasa la vida. En la cima de la Favela Vidigal.
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11 de septiembre de 2016: Se puede hablar sin palabras
El dolor se convierte en fuente de inspiración para escritores, pintores, músicos… ¿Por qué no para deportistas? Domingo y yo en la Villa Olímpica de Río de Janeiro, donde participa como coordinador del equipo paralímpico español. Tiene mucho que enseñarnos.
Escadaria de Santa Tereza. El arte en movimiento continuo, como la ciudad de Río de Janeiro.
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12 de septiembre de 2016: Mi mente, siempre viajera
Fuerte Copacabana, el océano Atlántico, soberbio y hermoso hace que mi imaginación comience a repasar mis destinos: estrellas fugaces, pirámides, templos budistas, India…
Y esta necesidad continúa de viajar no desaparece…quiero más. ¿Sabéis que hubo multitud de escritores, músicos, pintores… que recorrieron el mundo durante años antes de encontrar su «descanso»?
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13 de septiembre de 2016: Adrenalina de imaginación
Trenecito que conduce a Cristo Redentor en Río de Janeiro, he vuelto. No puedo resistirme a la «adrenalina de imaginación» al viajar en él. 20 minutos de subida, 20 minutos de bajada; 40 minutos en los que el trayecto es en sí mismo un destino…
Ya sabéis lo que opino: No todos los destinos son lugares físicos. Conmigo puedes viajar a las estrellas, a una «giralda» que ya no existe (Nueva York), a río de ilusión Río2016…
O al interior de uno mismo. ¿Subes al tren conmigo?
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14 de septiembre de 2016: Se feliz con tu «diferencia» y sonríe
Una vez llegado mi «Trenecito» a Cristo Redentor en Río de Janeiro, me alejé de la multitud que se agolpa en el mirador principal. Demasiados turistas.
Busqué un rincón donde disfrutar de las vistas, percibir la inmensidad de la estatua… y encontré este balcón a la espalda del Cristo. Saqué mi libro de viajes «No el mejor, sí diferente» (digo de viajes ya que en situaciones como esta, en la que todos se agolpan para hacer la misma fotografía, a veces tengo que recordar el mensaje del libro).
Se feliz con tu «diferencia» y sonríe. Si alguna vez subís en el «Trenecito», buscad este balcón, es único. Como la limonada que luego disfruté en una cafetería justo debajo con mi guía-ángel de la guarda Lindoaldo Carvalho, quién pacientemente aguanta mis rarezas todos estos días cuidando que en mi despiste «etéreo» no me ocurra nada.
Frente a mi hotel está esta magnífica playa. La admiro todos los días durante horas mientras escribo mis crónicas, un género periodístico que no es en absoluto necesario…
Los sentimientos que transfieren los textos te agotan, terminando el día extenuada, con vértigos emocionales que a veces es difícil de gestionar.
Hoy necesitaba oír el ruido de las olas, aspirar el aroma del océano…que puedo asegurar es distinto al del mar.
Un abrazo – Maica Rivera